Ayer que en una tertulia entre amigos, uno de ellos que había crecido en USA, pero todos jóvenes activistas. Hablábamos sobre la formalidad excesiva y a veces denigrante.
Esa en la que todos como soldados sin esperanzas ni decisión llevamos una camisa blanca y una corbata, esa sociedad conocida como white-collar, apresados por una sociedad que utiliza tratamientos a manera de amedrentamiento, de clasificación social .
Tratamientos que no logran nada más que incrementar la brecha que divide a las personas que no pudieron siquiera concluir sus estudios, debido a la situación social de nuestro país que no vela correctamente por la educación básica.
Como se limitan las individualidades y se ven complacientes con aquellos sumisos a la regla. Aquel pensamiento fascista heredado de largas dictaduras militares de un Perú siempre bajo de estima propia.
Es momento de cambiar, de valorarnos por lo que somos,y no por lo que dicta un pedazo de papel con adornos.
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